Hoy vamos a darle vueltas a los maridajes óptimos para los pescados y mariscos. Como dijo una vez uno, la cocina es infinita, e infinitas las combinaciones, pero vamos a tratar de encontrar las mejores opciones para los diferentes frutos que el mar nos ofrece.
Vino blanco y El Atún (y familia)
Sin duda, la familia que un abanico más amplio de posibilidades nos ofrece es la del pescado azul, centrándonos en el rey del mar, el atún, lo podemos combinar con vinos blancos, rosados, cavas y también tintos, huyendo de los más poderosos y contundentes nos decantaríamos por algún vino joven o de corta crianza, la opción que puede resultar más transgresora, sin duda, es la de un vino con una larga crianza en botella. Ese estilo de vinos, refinados, pulidos, elegantes, ligeros pero con alma pueden ser el maridaje perfecto. Os proponemos al rey de los clásicos.
Viña Ardanza reúne esas características, pulido y sin aristas, pero con el alma de un gran tinto, capaz de batallar con atún, bonito, caballa…
Vino blanco y salmón
Se guise como se guise, el salmón nos trae dos imágenes de manera muy fácil a la mente, la del cava y la del vino rosado. Si lo preparas con una salsa marinera al cava, acompáñalo con cava, ahumado combínalo con un vino blanco seco y a la plancha, por su textura grasa, por su sabor intenso, acompáñalo de un vino rosado con buen cuerpo.
Este chileno viene con la etiqueta de ser el primer rosado del año en el mercado español, más allá de la anécdota, subrayamos que se trata de un rosado excepcional, capaz de liquidar con eficacia el peso del salmón, que puede resultar graso y que combinado con la fresca y agradable acidez de este rosado monovarietal de cabernet resultan un matrimonio ideal.
Vino blanco y Lenguado
Dentro de la familia de los pescados blancos, elegimos el lenguado, uno de los más delicados, de una intensidad menor y que va a ser muy exigente a la hora de elegir un compañero de viaje. Salvo que la receta elegida para cocinarlo sea de características exóticas o algo histriónicas, elegimos un blanco seco sin crianza en barrica.
Elegimos este verdejo, una variedad muy viva y muy de moda, domada con un pequeño porcentaje de sauvignon-blanc que le aporta aroma y cremosidad, una combinación ideal, que no anula, que no se impone, que no nos tapa la elegancia de este pescado blanco.
Vino blanco y Marisco
Empecemos por reconocer que no es lo mismo buscar la pareja de baile a unas quisquillas, que a unos carabineros que a un bogavante. A partir de ahí la exuberancia del marisco, como regla general, nos invita a combinarlo con vinos blancos. Os proponemos dos opciones dentro del amplio espectro que supone esta familia de alimentos. Para acompañar los mariscos mas finos, unas quisiquillas o una langosta hervida (por ejemplo) os recomendamos una cava elegante y fresco,
os recomendamos Glaç, de Maria Casanovas, un brut Nature a base de Chardonnay, que resulta fresco y vivaz en compañía de un toque de la variedad tinta Pinot Noir, que le aporta complejidad y una riqueza de matices que resaltarán las virtudes del marisco. En el caso de otras especies de sabor más intenso, unas gambas, por ejemplo, os recomendamos un Albariño gallego, una opción con cuerpo suficiente, con el toque de acidez necesario para limpiar e invitar a continuar.
Castel de bouza es una grata sorpresa, un albariño con hechuras de grande, aromático e intenso. Ideal maridaje.
Vino blanco y Guisos de Pescado
Cuando cogemos la cuchara, se intensifican los aromas, se amplían las sensaciones y aumenta la complejidad, la proposición indecente es el blanco con alma de tinto, el vino blanco con crianza en barrica. La tanicidad aportada por el paso por la madera, el cuerpo que se le exige a un vino de crianza lo convierten en el compañero necesario para los guisos. Os recomendamos esta rara avis.
A la peculiaridad de la crianza en barrica hay que sumar la singularidad de ser un Pedro Ximenez Valenciano, por clima, por elaboración, el PX de Clos la Vall, se merendará con facilidad un buen guiso marinero
Vino blanco y Fritura
Le dedicamos un apartado a la fritura, si tratamos de imaginar la mejor fritura, se nos viene a la mente Andalucía, y si decimos Andalucía, evocamos a los que por ende, son los vinos más internacionales de España y grandes desconocidos en muchas de nuestras regiones, hablamos, como no, de toda la familia de vinos especiales (fino, amontillado, palo cortado, manzanilla, etc… ) así que para una buena fritura:
se trata de un fino intenso, sabroso y rico en matices. En esta ocasión manda lo obvio y lo natural, un matrimonio perfecto, en ocasiones, como decía, poco conocido, pero no por ello peor.