Hemos empezado nuestra temporada de catas en nuestra tienda de Alcoy con una cata monográfica de vinos de Rioja, una cata por placer, por darnos el gusto de probar cuatro grandes vinos de Rioja. En esta ocasión, los protagonistas fueron:
- Seis de Luberri (2011)
- Pies Negros de Artuke (2011)
- Muro Bujanda Crianza (2010)
- MIRTO de Ramon Bilbao (2008)
Podría parecer un abuso de poder, pero nada más lejos de la realidad, el placer de la cata comparando simplemente 4 vinos de los que sabíamos de antemano de su extraordinaria valía.
Empezamos con el vino de menor crianza en barrica, con seis de Luberri, sin duda una bodega atípica y a tener en cuenta en Rioja, producen vinos de excepcional calidad a precios muy comedidos. No defraudó, el más frutoso de todos en primera instancia, pero intenso, con buena capa y buenas dimensiones en boca.
Después le tocó el turno a “Pies Negros”, la verdad es que no sabíamos cual debía ser la siguiente opción, si Pies Negros o bien el Muro Bujanda, ambos con alrededor de un año en barrica, ambos poderosos. Al final nos decantamos por catar en primer lugar “Pies Negros”, la lógica la aportaba la añada, Pies Negros era más fresco. Tampoco nos defraudó, venía precedido de muy buenas puntuaciones y una serie histórica que hacía predecir un gran vino, y así fue. Resultó con más capa que Luberri, un tempranillo con un 10% de graciano en el que ya destacaron más los aromas más complejos, la presencia de la madera se hacía presente.
Llegó el momento del “Muro Bujanda 2011”. Siguiendo la línea de añadas anteriores se presentó como un vino con gran cuerpo, la capa era la más alta hasta el momento, desde luego que no nos defraudo, por intensidad, por calidad de aroma demostró lo que viene siendo hace años, una de las mejores compras en cuanto a relación calidad-precio de toda Rioja. Aromas de crianza, (tabaco, vainilla), aromas primarios (frambuesas, frutos rojos…), notas minerales (mina de lápiz), después en boca una prolongación de lo ya dichos, buen cuerpo, franqueza y elegancia fueron sus principales atributos.
Y para el final “MIRTO”, el top de gama de bodegas Ramon Bilbao, se mostró poderoso y contundente, un pequeño escalón por encima de las otras tres botellas, estructurado, complejo, sin duda un vino un poco más estructurado y donde la complejidad aromática se veía incrementada por una mayor presencia de notas minerales y terciarias.
¿Se acabó? Pues no, era el momento de volver sobre nuestros pasos, volver a catarlos todos era lo que tocaba, la magia aparecía a copa parada con aromas ya mucho más amables que en un principio, removiendo aparecían en todos nuevos apuntes aromáticos que nos hablaban de la complejidad de dichos vinos, aparecían nuevos aromas de crianza, esta vez más dulces (cueros etc…) Nos quedó la espina clavada con el Pies Negros, todavía se mostraba cerrado, no lo habíamos podido observar al 100%, pedía haber sido decantado, ya lo sabéis, si tenéis en casa, antes de beberlo jarreadlo convenientemente.
La pregunta estaba en el ambiente era si merecía la pena pagar el sobrecoste que supone el MIRTO con respecto a las otras parejas de baile, hubieron contestaciones de todos los colores, pero en definitiva quedo claro que dependerá de la ocasión que corresponda.
¿Se acabó? Pues tampoco, mi compañero José Penadés tuvo a bien sacar una botella de Muro Bujanda con la presentación antigua, un 2003 para más señas, una pegatina rococó propia de “la época de los marqueses”, lo hizo para mostrar la evolución de la presentación y al final acabamos por degustar la evolución del vino. Con la buena base que comentábamos anteriormente y lo que la crianza en la botella aporta al vino nos encontramos con un vino de los que ya no tenemos costumbre, fino, elegantísimo y muy peculiar. Sin duda con las virtudes de un vino que ha sabido envejecer. Llamaron la atención las notas aromáticas de “habitación cerrada” que en un principio nos ofreció, lógicas por los años de enclaustramiento, después aparecieron apuntes de cacaos, vainillas, cueros, tostados amables, pero lo que más llamaba la atención es una puntita de acidez que lejos de molestar lo mantenía con vida y nos decía que la guarda podría haber sido más larga todavía.
Seguiremos catando, lo haremos a partir de ahora el primer jueves de cada mes a partir de las 20:30, si alguien tiene la ocasión de asistir sólo nos lo tiene que comunicar previamente porque el espacio es limitado.